Poco a poco, el 2022 va llegando a su pitazo final y las palabras balance o metas comienzan a escucharse con más frecuencia. A continuación, repasaremos lo que dejaron estos 365 días para el fútbol femenino y la ilusión de seguir creciendo.
El 2022 fue un año para continuar forjando la estructura de
nuestro querido fútbol femenino. Aquellos pasos del camino que deben darse,
para seguir creciendo, pero también aquellos que tienen que corregirse y no volver
a suceder.
A nivel deportivo, la importancia de que un equipo local,
como Boca Juniors, llegue a la final de la Copa Libertadores Femenina o nuestra
Selección Mayor clasifique a los mundiales eleva la vara, competitividad y
profesionalismo de sus protagonistas. Detrás de ello, se debe apoyar con un
proyecto serio, con amistosos de jerarquía y trabajo, algo que viene sucediendo
y olvidar cuando se entrenaba a escasos días de la competencia.
La palabra visibilidad debe repetirse, con hechos, y dejar de ser noticia en el 2023. Que abunden los Monumental o Bombonera con público y un valor simbólico de entrada, más apoyo dirigencial e institucional de los clubes. Las palabras de Verón molestan y duelen, porque entre todo el mundo del fútbol (Jugadoras, cuerpo técnico, dirigentes y medios de comunicación) debemos trabajar para que en las tierras campeonas del mundo tengamos una competencia exigente y potenciemos a la disciplina para que crezca y se solvente.
La aparición de más equipos del interior y sus logros
deportivos, el ascenso y promesa futbolística de Belgrano (Cba), la
implementación de la Copa Federal, con algunos paréntesis para trabajar, son
pasos fundamentales en la federalización de nuestro fútbol y la oportunidad a
los talentos en el interior. La obligación de CONMEBOL de tener equipos
femeninos para competir en los torneos continentales expone a que algunos
clubes solamente lo tienen para cumplir con normativas.
Lejos de los flashes de los principios del profesionalismo,
en el ascenso todavía se vive una difícil realidad en algunos clubes. Partidos
suspendidos por falta de condiciones o ambulancia, clubes que desafilian la
disciplina en plena competencia o falta de apoyo. No nos olvidemos, y ojalá no
tengamos que lamentar ninguna perdida más, a Juliana Gómez, una víctima de ese
olvido y ausencia institucional.
En mi opinión, el fútbol femenino continúa creciendo y
consolidando una estructura. Queda mucho camino por recorrer todavía y apoyarlo
con la formación de nuevas camadas, la creación de escuelitas, la búsqueda de
solvencia y más difusión.
De Mariano Peralta (@mh_peralta)
Fotos: AFA / Bolavip / 442 Perfil
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