Hace un año, la Selección Argentina Femenina de Fútbol lograba la primera medalla plateada de su historia, en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, e ilusionaba a todos con el crecimiento de la disciplina. ¿Qué pasó después? ¿Cuál es la realidad del fútbol femenino? son algunas preguntas que intentaremos responder en esta nueva editorial.
El 9 de agosto del 2019, Argentina cayó por penales, tras empatar 1 a 1 (Agustina Barroso y Catalina Usme) con Colombia en tiempo reglamentario, y logró la primera medalla plateada, de su historia, en los Juegos Panamericanos. Aquella obtención significó un puntapié inicial y un paso más en la carrera por el crecimiento en nuestro país.
Meses antes y para contextualizar, Argentina había dado dos pasos fundamentales en este proceso. La profesionalización, o mejor dicho semiprofesionalización, y la participación histórica en Francia 2019, marcaron el comienzo de un camino, para sumar más estadios de Arsenal y dejar atrás la realidad de olvido que existió, durante más de 700 días (2015-2017), sin amistosos o entrenamientos de la Selección Mayor.
Como todo camino, hubieron algunas diferencias o reveses en el medio. La salida de jugadoras importantes por pensamientos distintos, las localías en predios o canchas de entrenamientos, la eliminación temprana de la Selección Sub20, en el Sudamericano realizado en nuestro país, deben ser sumados en este balance y replanteado por la gente que toma decisiones en este apasionante deporte.
Los amistosos, entre Argentina y Colombia, disputados en los predios de AFA y Boca Juniors, dejaron en evidencia algunas desprolijidades de esta gestión. Muchos clubes, en cambio, tuvieron la posibilidad de permitir su estadio principal para su equipo femenino. Racing, San Lorenzo, Boca Juniors, Rosario Central o Independiente, entre otros, fueron algunos ejemplos y ojalá se sigan repitiendo o sumando cuando pase el maldito virus.
Al igual que en muchos deportes, la pandemia golpeó y dejó secuelas en el fútbol femenino. Los primeros casos positivos en el mundo del fútbol se dieron en jugadoras, por su residencia en focos directos de infección o trabajos ajenos. La incertidumbre del regreso e idas y vueltas sobre los subsidios otorgados y el dinero para realizar los testeos, son algunos indicios que todavía estamos muy lejos de condiciones equitativas y crecimiento.
En un país donde se respira fútbol, y tuvo el privilegio de ver nacer a Lionel Messi y Diego Maradona, las condiciones y el talento en las jugadoras también abunda. La creación de escuelas formativas, los torneos juveniles, Reserva o Liga de Desarrollo, la fomentación de fútbol mixto y las pruebas o difusión de las Ligas del Interior son importantes para seguir trabajando, potenciar nuestro nivel y formar el futuro.
Así como resaltamos las condiciones y la necesidad de proyectos e ideas para potenciarlo. Muchos clubes europeos, al igual que en el masculino, apuestan por futbolistas albicelestes. En las últimas semanas, Dalila Ippolito (Italia), Milagros Menéndez, Adriana Sachs, Solana Pereyra y Belén Spénig (Ascenso de España), entre otras, se sumaron a la lista de representantes argentinas en el exterior, tras buen presente en la liga local y, en algunos casos, la Selección.
Por último, todavía queda mucho camino por recorrer. La visibilidad, campañas publicitarias, las luchas otorgadas por el feminismo, la formación y crecimiento de jugadoras, la existencia de agrupaciones, con perspectiva de género, en los clubes y el semiprofesionalismo son importantes para deconstruir nuestro fútbol y que igualdad o género no sean solo bonitas palabras.
Comentarios
Publicar un comentario